Las prácticas fueron, sin duda, un momento que disfruté porque pude articular y ver aplicados muchos de los aprendizajes que estoy construyendo en el máster. El Instituto en el que hice las prácticas es el IES playa San Juan, un centro público de Alicante que acoge a más de mil estudiantes de la ESO, bachillerato y FP, alrededor de la zona de San Juan Playa. Aquí tuve la suerte de compartir la experiencia de prácticas con mi compañera Silvia Fernández con quien, además, desarrollé una secuencia didáctica en codocencia, una grata experiencia de la que aprendí mucho y que atribuyo a la excelente actitud y generosidad de mi compañera.
Antes de profundizar sobre mi proceso de observación creo que es relevante decir que me habría gustado pasar más tiempo en el instituto y tener más oportunidades para interactuar con los estudiantes (¡Silvia estará de acuerdo conmigo!). A pesar de que tuvimos una tutora accesible, la verdad es que nos cedió poco tiempo para empaparnos de las dinámicas de la escuela y para dar clases.
Con esto en mente, lo que pude observar no fue demasiado. Además, dentro del aula de lengua castellana y literatura de 2, 3 y 4 de la ESO, la metodología y el enfoque pedagógico de la profesora me resultaron bastante tradicionales. No obstante, entre las dinámicas que observé hubo un par en que la profesora favorecía el desarrollo de la competencia en comunicación lingüística y la competencia cultural y artística; la primera se planteó con un grupo de 2 de la ESO con el trabajo sobre las clases de palabras y la segunda en un grupo de 3 de la ESO para conocer los tópicos literarios.
Secuencia didáctica 1, desarrollo de la competencia lingüística.
Observé a mi tutora de prácticas emplear la siguiente dinámica en dos grupos distintos de 2 de la ESO dentro de la clase de Lengua Castellana y Literatura. La tarea consistió en emplear tres folios giratorios en diversas secciones de la clase como actividad general de refuerzo de las clases de palabras invariables. Lo anterior se dio como un ejercicio de consolidación de aprendizajes previos para después poder iniciar con el tema de la oración simple.
La actividad consistió en que la profesora repartió a tres segmentos de la clase un folio giratorio con un encabezado distinto cada uno; el primero era “adverbios”, el segundo “conjunciones” y el tercero “preposiciones”. En estos había una serie de oraciones con espacios en blanco que los y las estudiantes debían completar. Al concluir el tiempo, la profesora recogió los folios y puso en común las respuestas y fue haciendo preguntas abiertas al grupo.
Algunos de los objetivos de esta tarea fueron:
Conocer, identificar y entender la función de las clases de palabras que existen en el español.
Identificar las clases de palabras del español según su naturaleza variable e invariable.
Fomentar la reflexión en torno a la organización interna de la lengua.
Fomentar el trabajo colaborativo a través de la cooperación en el aula.
Aquí cabe aclarar que ambos grupos tenían personalidades distintas y que era evidente, por ejemplo, que uno se mostraba más disciplinado que otro o que otro resultaba más imaginativo y dinámico. Digo lo anterior porque me sorprendió que aplicando la misma actividad a grupos con personalidades tan distintas la respuesta haya sido parecida: los estudiantes se mostraron dispuestos a trabajar con la técnica de folio giratorio. Era evidente que disfrutaban trabajar en equipo y que hacer algo a contrarreloj los motivaba porque les parecía divertido. Sin embargo, durante la puesta en común muchos perdieron el interés y comenzaron a distraerse y a interrumpir la clase. Recuerdo en concreto a una estudiante que no quiso participar, mi intuición era que no sabía la respuesta y que le daba vergüenza admitirlo en el grupo. Esto hizo que adoptara un tono a la defensiva y la profesora reaccionó a esa actitud y la siguió presionando para obtener una respuesta.
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De esta actividad lo que más rescato es la técnica del folio giratorio ya que dinamiza la clase y requiere de la participación activa de los estudiantes. Sin embargo, creo que la actividad podría mejorar sustancialmente si no estuviera concentrada en el llenado —descontextualizado y casi automático— de una serie de oraciones. Me percaté de que no todos los estudiantes entendían, por ejemplo, la diferencia entre un adverbio y una preposición pero la manera en que se puso en común el resultado de la actividad no daba oportunidad para atender esos casos. Estoy convencida de que habría sido más provechoso emplear, primero, un texto cercano a los estudiantes (tal vez la transcripción de algo que dijo un tiktoker que conozcan o una noticia que llamara su atención). Así se trabajaría con un material contextualizado que ellos probablemente relacionarían con su día a día.
En cuanto al empleo de TIC este fue nulo, pues todo se llevó a cabo con fotocopias y poniendo en común las respuestas de forma oral y a nivel grupal. Pienso que, si los estudiantes tuvieron tan buena reacción hacia la dinámica del folio giratorio porque la actividad adquiría un carácter más lúdico, se podrían aprovechar muchos recursos de gamificación en el aula que seguramente los mantendrían motivados. Por ejemplo con el diseño de un concurso en Kahoot, un trivial con Genially o la grabación de videos o audios donde, por equipos, se intente emplear la mayor cantidad de palabras invariables en un minuto contando una broma o una anécdota.
Secuencia didáctica 2, desarrollo de la competencia cultural y artística (competencia lecto-literaria)
No sé si es mi predilección por la literatura pero de todas las actividades que observé durante mis prácticas esta fue una de las que más disfruté y en la que pude percibir que los estudiantes estaban más involucrados. En este caso mi tutora de prácticas trabajó con los estudiantes de 3 de la ESO, quienes estaban a punto de concluir el bloque de estudio de literatura medieval.
La actividad consistió en construir junto con la clase una especie de mapa iconográfico o visual thinking sobre tópicos literarios como paso previo a la lectura de las coplas de Jorge Manrique. Me sorprendieron las habilidades de la profesora para ir dibujando iconos en el pizarrón que se relacionaban con algún tópico. Ella le preguntaba a los estudiantes si conocían el tópico, el significado de palabras y expresiones en latín como memento mori, ubi sunt, homo viator, locus amoenus, vita flumen, tempus fugit, etc. Luego, entre todos reconstruyeron el sentido de esas expresiones y aportaron ejemplos de esos tópicos tanto en expresiones del habla común (“ya nada es como antes”, “el tiempo pasa volando”) como en otros medios de expresión (música, publicidad, pintura, cine).
Mientras la profesora iba completando el visual thinking en el pizarrón, los estudiantes tenían que ir tomando apuntes. Una vez concluida esta parte se pasó a la lectura grupal de la copla I de Manrique (“Recuerde el alma dormida”). Para eso, la profesora proyectó el texto y le pidió a un par de alumnos que lo leyeran en voz alta. Luego le preguntó al grupo qué tópicos literarios identificaban.
Algunos de los objetivos de esta tarea fueron:
Conocer y comprender algunos de los tópicos literarios más comunes en la literatura medieval y renacentista.
Conocer algunos de los principales tópicos literarios en la cultura e identificar su presencia en diversos productos culturales.
Valorar la presencia de los tópicos literarios como una manifestación de identidad cultural.
Desarrollar la habilidad de interpretación y comprensión de un texto a partir de la identificación de los tópicos literarios que emplea.
La reacción del grupo ante esta actividad fue en general positiva. Muchos reconocían algunos de los tópicos que iba mencionando la profesora y podían aportar ciertos ejemplos, casi siempre tomados de la publicidad o de la tradición oral. Asimismo, noté que el hecho de “recrear” el visual thinking en sus apuntes animaba a algunos estudiantes que disfrutaban dibujar y realizar sus notas de una forma creativa. Por otro lado, el tener que copiar el mapa mientras este se explicaba y se aportaban ejemplos hizo que muchos quedaran rezagados y perdieran el hilo de la explicación.
Imagen creada con IA, DALL-E 2
En mi opinión se cumplieron algunos de los objetivos de la actividad como conocer y comprender algunos de los principales tópicos literarios de la cultura occidental. No obstante, creo que la manera en que se planteó la actividad no conducía a un aprendizaje verdaderamente significativo porque, de nuevo, no se pidió a los estudiantes poner “a trabajar” aquello que habían aprendido. Pienso que como producto final de una secuencia didáctica de este tipo se podría proponer la creación de anuncios publicitarios para medios audiovisuales o radio donde se aplicaran algunos tópicos. Por ejemplo “No espere un segundo más y venga a funerarias Martínez porque el tiempo vuela”, “Agencia turística Ulises: porque la vida es un gran viaje”, etc.
El empleo de las TIC en esta actividad fue muy reducido y se centró únicamente en la proyección del poema de Manrique para la lectura grupal. En ese momento la actividad me pareció bastante atractiva pero, ahora que lo pienso desde la asignatura, se podría generar una dinámica interesante si el mapa visual se creara por equipos en aplicaciones como Canva o Genially. Sé que los tiempos en las sesiones de la ESO son bastante reducidos. Tal vez se podría asignar a cada equipo el desarrollo de un tópico literario; así tendrían tiempo para investigar en qué consiste, generar un visual thinking o infografía sencilla y buscar ejemplos para compartirlos con la clase.