Hola,
me llamo Amanda y estudio Relaciones Internacionales en la universidad. En 2020, estudiaba 2º de bachillerato en el instituto y, a pesar de lo complicado que
fue todo, conseguí terminar esa etapa educativa. Cuando pienso en esos días tediosos
recuerdo esas incómodas mascarillas que ya hemos dejado atrás y en lo lento que
transcurría el tiempo. Era evidente, el 14 de marzo de 2020 el mundo se detuvo por
la pandemia de COVID-19 y para mí, el tiempo se ralentizaba y enrarecía poco a
poco. Cuando dejaba de estudiar para los exámenes y tenía tiempo libre me dedicaba
a charlar con mis amigas. Hablábamos tanto que nos quedamos sin temas de conversación
y, entonces, hicimos un concurso para averiguar cuál de nosotras había visto
más series y películas, también incluimos nuestras lecturas, por supuesto. En
cuanto terminamos, nos despedimos y reflexioné mucho. Me di cuenta de que apenas
había leído nada en comparación con mis amigas y, si entramos en el tema
audiovisual, me asusté al descubrir que no había visto ni la mitad de las
series que comentaban. Dispuesta a solucionar ese problema, anoté los diferentes
títulos de libros que nunca leí, así como las numerosas series y películas que
debí ver cuanto antes. Para ello, cogí un cuaderno y me establecí los objetivos
que debía alcanzar cuando finalizase ese “encierro”. Entre esos objetivos quería
ver, como mínimo dos series y dos películas, así como leer tres libros cada
mes. Aunque, como nadie sabíamos cuánto iba a durar el confinamiento decidí no
meterme mucha presión en ese aspecto. Básicamente, me dejaba llevar para averiguar
hacia dónde me llevarían los caminos de la cultura.
El
primer libro que leí fue El Principito de Antoine Saint Exupery, una
obra que me llegó al corazón y que jamás imaginé que leería. A continuación, me
leí Las penas del joven Werther de Goethe por curiosidad, ya que me la
recomendó mi profesor de literatura del curso pasado y no tuve tiempo para
leerla, pero desde que la leí se convirtió en una de mis obras favoritas, principalmente,
porque me sentí muy impactada por todos los elementos propios del Romanticismo europeo
que caracterizan a la obra. También leí Noches blancas de Dostoievski, lo
que consideré como una bonita historia de amor… Además, leí El diario de Ana
Frank para intentar comprender cómo vivió su protagonista, confinada,
durante la segunda guerra mundial. Y, finalmente, opté por dos sagas literarias.
Primero, me leí todos los libros de Harry Potter y, después, leí Los
juegos del hambre. Estas sagas me encantaron y decidí compararlas con las respectivas
adaptaciones audiovisuales.
Respecto
al terreno audiovisual, decidí empezar con las series. La primera serie que vi
fue Stranger Things, una serie de gran éxito en Netflix y entre mis
amigas, algo que no comprendía porque nunca había oído hablar de ella. Desde entonces,
me considero una auténtica fan. Dos días después, devoré Riverdale y Por
trece razones, debo decir que no me gustaron mucho pero vi hasta el último
episodio. Sin duda, las series que me encantaron y que disfruté muchísimo
fueron (Des)encanto, principalmente, por todo lo que me hizo reír y Los
Durrell, sobre todo por los bellos paisajes que mostraba. De hecho, me
hacía sentir como si yo también estuviese en Corfú, al igual que sus personajes.
Fue un soplo de aire fresco en medio de todo el caos provocado por el
confinamiento. Una vez que vi esas series, decidí comenzar con las películas. Las
primeras películas que vi fueron La La Land y Ha nacido una estrella,
esas fueron una recomendación de mi amiga, María. La verdad es que las vi
porque creí que ambas mostraban bonitas historias de amor, pero no lo fueron. Por
tanto, me quedé con ganas de más historias de amor y decidí ver El diario de
Noa, Antes de ti y Bajo la misma estrella. Unas películas que
me llegaron al alma. La última película que vi fue Memorias de África, por
recomendación de mi abuela, al principio no me gustó mucho, pero esos paisajes,
esa música… me cautivaron y le tuve que dar la razón a mi abuela, contenta porque
su nieta acababa de descubrir un clásico.
Bueno,
hasta aquí llegó mi autobiografía literaria y audiovisual. No sé si cumplí mis
objetivos, pero sé que me faltaron un montón de libros por leer y numerosas
series o películas por ver, pero cada año intento dedicarle un poco más de mi
tiempo a cultivar mi mente y mi alma sin olvidar todo lo que esos días de confinamiento
me regalaron.