domingo, 26 de febrero de 2023

Práctica 2. Autobiografía literaria y audiovisual.

 

Hola, me llamo Amanda y estudio Relaciones Internacionales en la universidad. En 2020, estudiaba 2º de bachillerato en el instituto y, a pesar de lo complicado que fue todo, conseguí terminar esa etapa educativa. Cuando pienso en esos días tediosos recuerdo esas incómodas mascarillas que ya hemos dejado atrás y en lo lento que transcurría el tiempo. Era evidente, el 14 de marzo de 2020 el mundo se detuvo por la pandemia de COVID-19 y para mí, el tiempo se ralentizaba y enrarecía poco a poco. Cuando dejaba de estudiar para los exámenes y tenía tiempo libre me dedicaba a charlar con mis amigas. Hablábamos tanto que nos quedamos sin temas de conversación y, entonces, hicimos un concurso para averiguar cuál de nosotras había visto más series y películas, también incluimos nuestras lecturas, por supuesto. En cuanto terminamos, nos despedimos y reflexioné mucho. Me di cuenta de que apenas había leído nada en comparación con mis amigas y, si entramos en el tema audiovisual, me asusté al descubrir que no había visto ni la mitad de las series que comentaban. Dispuesta a solucionar ese problema, anoté los diferentes títulos de libros que nunca leí, así como las numerosas series y películas que debí ver cuanto antes. Para ello, cogí un cuaderno y me establecí los objetivos que debía alcanzar cuando finalizase ese “encierro”. Entre esos objetivos quería ver, como mínimo dos series y dos películas, así como leer tres libros cada mes. Aunque, como nadie sabíamos cuánto iba a durar el confinamiento decidí no meterme mucha presión en ese aspecto. Básicamente, me dejaba llevar para averiguar hacia dónde me llevarían los caminos de la cultura.

El primer libro que leí fue El Principito de Antoine Saint Exupery, una obra que me llegó al corazón y que jamás imaginé que leería. A continuación, me leí Las penas del joven Werther de Goethe por curiosidad, ya que me la recomendó mi profesor de literatura del curso pasado y no tuve tiempo para leerla, pero desde que la leí se convirtió en una de mis obras favoritas, principalmente, porque me sentí muy impactada por todos los elementos propios del Romanticismo europeo que caracterizan a la obra. También leí Noches blancas de Dostoievski, lo que consideré como una bonita historia de amor… Además, leí El diario de Ana Frank para intentar comprender cómo vivió su protagonista, confinada, durante la segunda guerra mundial. Y, finalmente, opté por dos sagas literarias. Primero, me leí todos los libros de Harry Potter y, después, leí Los juegos del hambre. Estas sagas me encantaron y decidí compararlas con las respectivas adaptaciones audiovisuales.

Respecto al terreno audiovisual, decidí empezar con las series. La primera serie que vi fue Stranger Things, una serie de gran éxito en Netflix y entre mis amigas, algo que no comprendía porque nunca había oído hablar de ella. Desde entonces, me considero una auténtica fan. Dos días después, devoré Riverdale y Por trece razones, debo decir que no me gustaron mucho pero vi hasta el último episodio. Sin duda, las series que me encantaron y que disfruté muchísimo fueron (Des)encanto, principalmente, por todo lo que me hizo reír y Los Durrell, sobre todo por los bellos paisajes que mostraba. De hecho, me hacía sentir como si yo también estuviese en Corfú, al igual que sus personajes. Fue un soplo de aire fresco en medio de todo el caos provocado por el confinamiento. Una vez que vi esas series, decidí comenzar con las películas. Las primeras películas que vi fueron La La Land y Ha nacido una estrella, esas fueron una recomendación de mi amiga, María. La verdad es que las vi porque creí que ambas mostraban bonitas historias de amor, pero no lo fueron. Por tanto, me quedé con ganas de más historias de amor y decidí ver El diario de Noa, Antes de ti y Bajo la misma estrella. Unas películas que me llegaron al alma. La última película que vi fue Memorias de África, por recomendación de mi abuela, al principio no me gustó mucho, pero esos paisajes, esa música… me cautivaron y le tuve que dar la razón a mi abuela, contenta porque su nieta acababa de descubrir un clásico.

Bueno, hasta aquí llegó mi autobiografía literaria y audiovisual. No sé si cumplí mis objetivos, pero sé que me faltaron un montón de libros por leer y numerosas series o películas por ver, pero cada año intento dedicarle un poco más de mi tiempo a cultivar mi mente y mi alma sin olvidar todo lo que esos días de confinamiento me regalaron.

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